Cada vez con más frecuencia vemos
en los medios de comunicación la expresión “Estado fallido”, con la que se
describen aquellas naciones que se muestran incapaces de dotarse de los recursos
necesarios para gobernar eficazmente. Para que se pueda hablar de “Estado
fallido” hacen falta dos componentes: la existencia formal de un Estado y su
ineficacia efectiva, es decir, su incapacidad para prestar los servicios y suministrar
los bienes que se esperan de un Estado. Empezando por la seguridad de sus
ciudadanos.
Haciendo un ejercicio de
aproximación, algo parecido ocurre con algunos catastros latinoamericanos. Existen
institucionalmente, -incluso desde hace decenas de años-, cuentan con recursos,-
inmuebles, personal, equipamiento, etc.-, pero en la práctica no son capaces de
prestar los servicios básicos que se esperan de una organización catastral. En
alguno de estos casos, podríamos hablar también de “Catastros fallidos”.
No vamos a alargarnos en
describir las causas que llevan a la situación de “Catastro fallido”. Las suelo
incluir todas ellas dentro de la expresión “debilidad institucional”, concepto
que incluye elementos tales como la falta continuada de apoyo político, la ausencia
de personal profesionalizado y estable, la inexistencia de estrategia
institucional, la carencia de controles efectivos internos y externos,
etc.
Desde hace años y en distintos
foros he venido repitiendo que las causas que están impidiendo el desarrollo de
muchos catastros en Latinoamérica no hay que buscarlas ni en la ausencia de tecnología
ni en la falta de capacitación de los recursos humanos, sino en esta “debilidad
institucional” que impide que puedan desarrollarse.
En este escenario ha surgido en Honduras,
donde la existencia de “Catastros fallidos” es un hecho, un proyecto sugerente:
la creación de un procedimiento para registrar títulos de propiedad e integrar
descripciones gráficas de las propiedades, aunque no exista un Catastro o un
Registro de la Propiedad operando adecuadamente. El proceso, denominado
BitLand, comienza cuando el ciudadano
registra el título y el plano catastral en internet, y esta información queda
cifrada y encriptada en la web de forma accesible. A partir de ahí, cualquier
cambio en la información registrada es trazado de manera similar a como se hace
con BitCoin, la moneda virtual e intangible cuyas características básicas son
las siguientes:
Está descentralizada: no es
controlada por ningún Estado o banco, sino que la propia red la gestiona de
forma descentralizada y siempre en función de la demanda real.
Es imposible su falsificación o
duplicación gracias a un sofisticado sistema criptográfico que protege a los
usuarios, al tiempo que simplifica las transacciones.
No hay intermediarios: Las
transacciones se hacen directamente de persona a persona, permitiendo
transacciones casi instantáneas, con unos costes muy bajos de procesamiento.
Las transacciones son
irreversibles: Una vez realizado un pago, no se puede anular.
No deseo meterme en descripciones
técnicas excesivas. Hay mucha información en la web para quien esté interesado.
Pero sí me interesa formular una pregunta: ¿es BitLand la solución que puede
poner fin a los “Catastros fallidos”?.
Los responsables del proyecto en Honduras
ven considerables ventajas en usar esta tecnología, que aumenta la
transparencia en una transacción inmobiliaria y acaba con la ineficiencia y la
corrupción existente en sus instituciones catastrales y registrales
tradicionales. Como señala un funcionario hondureño, “en el pasado, Honduras ha tenido problemas con el fraude de títulos de
propiedad. La base de datos fue básicamente hackeada. Los burócratas podían
entrar allí y podían conseguir ellos mismos propiedades frente a la playa.”
De esta forma resuelven estos
déficits institucionales históricos, que durante décadas han impedido la
implantación de sistemas catastrales y registrales eficientes, dando lugar a
los actuales “catastros fallidos”.
BitLand reconoce la necesidad de
que esta iniciativa tenga un encaje legal e institucional, por lo que busca la
colaboración de las autoridades responsables de estas funciones. El mensaje no
puede ser más positivo: “BitLand ayudará
a fomentar la paz en las comunidades en muchos entornos de mercados emergentes,
a través de la resolución de una manera pacífica de disputas por la tierra, y
ayudará a movilizar la riqueza a través del aseguramiento de los derechos de
propiedad (inscribiendo contratos privados en forma pública, y protegiéndolos
mediante tecnologías de encriptación potentes)”.
Sin embargo, me queda una duda
por resolver: ¿cuál será el papel de las instituciones catastrales hondureñas
en este nuevo escenario?.
Puedes ver más información sobre
este proyecto en
http://in.reuters.com/article/usa-honduras-technology-idINKBN0O01V720150515
BitLand tiene su sitio en la web:
http://www.bitland.world
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