La Location Intelligence, o Inteligencia
de la Localización (LI), es una disciplina que permite convertir los datos
geográficos en resultados para el desarrollo útil de todo tipo de
actividades, a través del
enriquecimiento de datos, la visualización y el análisis iterativo de información.
Se distingue de las herramientas tradicionales
en que supera su visión, creando un campo de intersección en el que se
desarrollan conjuntamente herramientas de BI, de análisis geoespacial , y de mera visualización de datos, tal y como se resume en la siguiente imagen:
Desde esta aproximación, y
trasladado al ámbito de las tecnologías de la información, la inteligencia de
la localización se situaría en el cuadrante superior derecho de una matriz
cuyos ejes fueran, por un lado, la
naturaleza de los datos, -geográficos o no geográficos-, y por el otro el nivel
de agregación de los datos, lo que permitiría definir cuatro escenarios
diferenciados, como se describe en la siguiente imagen:
Puedes ver más información sobre
la inteligencia de la localización y su impacto en los siguientes enlaces:
¿Cómo afecta a las instituciones
catastrales esta forma de entender la información geográfica?, o en sentido
contrario, ¿cómo colabora el Catastro en el desarrollo de la Inteligencia de la
Localización?.
Es obvio que, como información
geográfica de precisión y calidad, el Catastro aporta datos básicos
cartográficos y alfanuméricos que resultan imprescindibles para la realización de
cualquier proceso de Inteligencia de la Localización. Por su granularidad,-
asociando cada dato a nivel de parcela, o incluso vivienda-, es la información geográfica
óptima para realizar cualquier análisis,
porque para cada inmueble definido en el Catastro puede asociarse una familia,
en el caso de un vivienda, un negocio o actividad económica, en el caso de los
locales comerciales. De esta forma, si estoy haciendo análisis sobre hábitos de
consumo familiares, por citar un ejemplo, la información catastral me permitirá
un análisis más preciso, puesto que podré asociar esta información con otros
datos relevantes como la superficie de la vivienda, su fecha de construcción, su
valor, etc. . Por tanto, es la información óptima sobre la que realizar
estudios de naturaleza censal, superando definitivamente los análisis estadísticos que se han venido
realizando en épocas anteriores.
Ahora bien, ¿es esta función de
mero suministrador de información
suficiente desde el punto de vista del futuro desarrollo de las instituciones
Catastrales?. ¿O debería también el Catastro trabajar directamente sobre esta
información ofreciendo nuevos productos o servicios construidos a partir de la
agregación y el enriquecimiento de la información catastral?.
Para responder a esta pregunta
conviene echar un vistazo a lo que ocurre alrededor, para comprobar que es ya
una tendencia generalizada y en expansión el desarrollo de nuevos servicios por
los grandes productores de información
del sector privado, construidos sobre el análisis y la puesta en valor sus propios datos.
Empresas del sector bancario,
como el BBVA, -a través de BBVA-Data https://www.bbvadata.com/es/ -, o del sector de las telecomunicaciones, como
Telefónica -a través de LUCA https://www.luca-d3.com/ -, han entendido perfectamente el gran valor
que aporta a su actividad ofrecer servicios a terceros basados en su propia información. Es muy
descriptiva de esta tendencia la siguiente frase, obtenida de la web de LUCA: “Conocer
y liberar el valor que tienen nuestros datos significa tener más visión, actuar
de manera más inteligente y abrir nuevas oportunidades”.
En mi opinión las instituciones
catastrales deberían “abrir nuevas
oportunidades” basadas en la valiosa información que gestionan, lo que tendría
que manifestarse en forma de nuevos y mejores servicios a los ciudadanos. Esta actitud debería además sumarse a la vocación
de los Catastros de ofrecer a ciudadanos y empresas no sólo información, sino
también herramientas sencillas para que estos mismos ciudadanos pudieran desarrollar
sus propios proyectos basados en estos datos, tal y como comenté en una
anterior entrada del blog en la que me
referí al papel relevante que están alcanzando los GeoHubs en distintas
instituciones públicas responsables de la creación y difusión de datos
geográficos.
Como consecuencia, un escenario
ideal de los Catastros del futuro debería ser una tríada de servicios basada en tres pilares bien
diferenciados:
-La mera difusión de su información, tal y como ya hacen
actualmente,
-La oferta directa de nuevos productos y servicios basados en
esta misma información.
-Y finalmente, la puesta a
disposición de herramientas simples para
que los propios ciudadanos y empresas
pudieran crear productos y servicios de valor añadido, a partir de la
información catastral.
Obviamente, la propuesta implica
una transformación en profundidad de la forma en que se gestionan en la
actualidad algunas instituciones catastrales, lo que nos llevaría a una
reflexión en profundidad sobre cómo la transformación digital, -o la evolución
digital, para aquellas que ya vivieron un primer proceso-, se presenta como una
auténtica necesidad en muchos países. Pero esto ya será objeto de otra entrada.
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