En su definición más actual el
packaging vendría a ser la ciencia, el arte y la tecnología aplicadas a la
presentación de un determinado producto, con el objetivo primario de atraer la
atención de los clientes y ser la principal ventana de comunicación hacia el
consumidor. De esta forma, las actuales tendencias del márketing dan un enorme
valor a la presentación del producto a través de un buen packaging, puesto que es
quizás el elemento que hace más perdurable la imagen de marca.
A partir de esta idea llamo
geo-packaging a las cualidades que tiene un determinado mapa para que sea atractivo,
para que su información genere confianza, y para que sea perdurable la imagen
de marca de la institución o empresa que lo ha creado. De esta forma
geo-packaging sería la suma del arte y la técnica aplicados para “envasar” datos
geográficos y presentarlos en mapas altamente atractivos.
Un determinado mapa tendrá un
alto nivel de geo-packaging si:
-Tiene un diseño atractivo,
basado en el uso de colores y formas que generen una alta respuesta emocional
en el observador.
-Genera una fácil comprensión de
la información que contiene, a partir del uso de las más adecuadas tipografías,
formatos y leyendas.
-Es accesible y fácilmente
reutilizable. Por supuesto, siempre hablamos de formatos digitales.
-Genera un alto nivel de recuerdo,
al presentar una imagen singular y distinta de otras cartografías existentes.
-Proyecta eficazmente la marca de
la institución o empresa que lo crea. Todos los usuarios con un poco de experiencia
pueden recordar la imagen del mapa de Google o de la Dirección General del
Catastro de España.
-Y, por supuesto, cuenta con todas
las cualidades técnicas que ha de tener un buen mapa, y que se refieren a su
precisión (red de coordenadas, referencia geodésica, sistema de proyección,
etc.) .
Existen multitud de propuestas
sobre cómo debe construirse un buen mapa. Muchas de ellas pueden encontrase en
internet. He aquí algunos ejemplos:
Este creciente interés por el “packaging”
de los mapas esta llevando a las compañías del sector a una auténtica “guerra
de creatividad”, -muy interesante desde el punto de vista de los usuarios-,
iniciada desde las propuestas disruptivas y sugerentes de CARTO y que ya ha
tenido respuesta por parte de los “grandes” del sector, como ESRI o LUCIAD (Hexagon).
Como ejemplos recientes de esta lucha por la creatividad puede verse este mapa dinámico de las sombras proyectadas por los edificios de Nueva York en distintas horas y
épocas del año, elaborado con herramientas de CARTO,
y un ejemplo de una propuesta de ESRI,
que acaba de lanzar una herramienta específica que permite construir mapas de
un estilo “vintage” siguiendo la estética de los elaborados por George
Washington quien, como es sabido, desarrolló su actividad profesional como topógrafo
antes de dedicarse a la política.
Los mapas que elaboran los
responsables del Catastro no deberían quedar al margen de dichas propuestas
innovadoras y creativas. Por su propia naturaleza de “mapa parcelario”, la
cartografía catastral tiene una estética propia que debe ser respetada, pero
que también puede ser potenciada y mejorada.
Este reto en la mejora de los mapas
ofrecidos es relevante si se opta por poner en valor toda la información
temática que contienen los catastros actuales y que actualmente no se explotan
en toda su intensidad. De esta forma, datos como las tipologías constructivas,
valores, usos de los inmuebles, o estado de conservación, por citar sólo unos
ejemplos, pueden y deben ser parte habitual de los mapas que generen los
responsables de los catastros, mediante propuesta visuales trasladas a mapas
más atractivos, sugerentes y útiles.
Pero además, esta nueva forma de
presentar la información sobre mapas más atractivos es especialmente relevante
si los catastros inician procesos reales de oferta de nuevos servicios, basados
en la generación de productos creados a partir de la interoperabilidad de la
información disponible. Esto permitirá, por ejemplo, construir potentes mapas
que combinen la información catastral con la demográfica, sanitaria, de hábitos
de consumo, de transporte, etc., procedentes de otras fuentes. Entonces si se
podrá disponer de valiosos mapas con un alto valor añadido.
Y todo ello, debería hacerse
logrando mapas ofrecidos por los catastros que incluyan todas las
características de diseño, comprensión, accesibilidad, fácil recuerdo, proyección
de marca y alto nivel técnico, que he definido anteriormente, imprescindibles
para lograr un buen geo-packaging catastral.
Finalmente, esta reflexión me
parece aplicable no sólo a los catastros, sino también a todos los generadores
de cartografías, y muy especialmente a los que lo hacen desde el sector público.
Creo que es plenamente aplicable a las creaciones de los institutos geográficos
y otras entidades responsables del medio ambiente, la agricultura, los
transportes, etc., que también están comprometidos a hacer mejores y más
atractivos mapas.
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