En Latinoamérica una parte
sustancial de los ingresos de los municipios depende directamente del precio
del petróleo. Mediante el sistema de regalías, por aportaciones de los
presupuestos federales o nacionales asociados a la exportación de crudo, o
participando en los resultados de las compañías petroleras públicas, lo cierto
es que el ingreso petrolero tiene una relación directa con la capacidad financiera
real de muchos municipios latinoamericanos.
Como consecuencia de esta
vinculación, la caída del precio del crudo de forma sostenida en los últimos
meses supone una drástica reducción de ingresos que los municipios habrán de
afrontar.
En paralelo, el desarrollo del
mercado inmobiliario y los crecimientos elevados tanto en el número de
transacciones como en los precios de venta, parece que también da ciertas
muestras de agotamiento, y ya es reiterado el debate en numerosos países latinoamericanos
sobre si se está o no a las puertas de una “burbuja inmobiliaria”, similar a la
que golpeó a Estados Unidos y otros países, y todavía lo sigue haciendo en
España.
Prueba de este debate es la numerosa información que puede
obtenerse en internet, como lo demuestran estos ejemplos de Colombia: http://www.eafit.edu.co/escuelas/economiayfinanzas/noticias-eventos/Paginas/burbuja-inmobiliaria-en-Bogota.aspx
México:
y Perú:
En estos casos hay opiniones para
todos los gustos, incluidas numerosas versiones que niegan la existencia de
burbujas inmobiliarias. A este respecto creo que es oportuno señalar, y en
España lo sabemos bien, que un hecho intrínseco a una burbuja inmobiliaria es
que se niega su existencia hasta que la burbuja estalla. Nadie quiere ver los
riesgos cuando se plantean, ni ser el responsable de cortar la “Fiesta”, como
se expresaban los periódicos económicos británicos en esas fechas.
Lo cierto es que la burbuja
estalló, y con ello surgió una importante crisis económica que todavía lastra
gravemente la economía española y que golpeó especialmente los ingresos de los municipios
españoles. Acostumbrados a años de elevados ingresos derivados de la actividad
inmobiliaria (tasa por licencia de nuevas obras, ingresos procedentes de ventas
de terrenos, impuestos de actividades económicas, etc.), muchos Ayuntamientos
vieron cómo se cortaba radicalmente esta entrada de fondos, con lo que muchas
de las actividades y servicios se vieron afectados e incluso tuvieron que ser
suprimidos.
Sin embargo, esto no ocurrió con
el predial, en España llamado Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), cuya cuota
es recaudada en su totalidad por los municipios. En otoño de 2006 tiene lugar
la inflexión en el avance del crédito hipotecario y los precios comienzan a
caer, señalándose este año como el del inicio de la crisis. Pues bien, en 2006
se recaudaron en España 6.481.664.603 euros
en cuota del Impuesto sobre Bienes Inmuebles de naturaleza urbana, llegándose
en 2014 a casi duplicar esta cifra, al alcanzarse un ingreso de 12.032.523.093 euros.
¿Cómo es posible que se generase
este importante incremento de ingreso en estas circunstancias?. La respuesta es
que en España, como en muchos países latinoamericanos, el Impuesto Predial o
IBI no está vinculado a la actividad económica real, y por tanto puede actuar
como una potente herramienta financiera anticíclica.
No es en absoluto exagerado afirmar que muchos municipios españoles están siendo
capaces de mantener sus servicios contando casi únicamente con el IBI como fuente
de ingresos tributarios.
Latinoamérica es una de las
regiones del planeta con uno de los más bajos porcentajes de recaudación del
impuesto predial, en relación con su actividad económica. Se puede decir que, hasta
el momento, este impuesto no ha sido realmente desarrollado en todo su
potencial, lo que mantiene a los municipios en unas cifras por ingresos
asociados a la propiedad inmobiliaria realmente bajos. En México, por citar un
ejemplo, el impuesto predial representa tan sólo entre el 0,15% y el 0,20% del
PIB, mientras que la media de los países de la OCDE se sitúa entre el 2,5% y el
3,5%.
Hernándo de Soto, en su más que
conocido libro “El Misterio del Capital”, remarcaba gráficamente que las calles
de las ciudades de los países estaban “llenas de diamantes” y que para
recogerlos sólo era necesario formalizar la propiedad y crear sistemas de
Registro de la Propiedad y de Catastro eficientes.
Parafraseando esta idea,
podríamos decir que el “petróleo” de los municipios latinoamericanos está en el
Impuesto Predial, y que es ya urgente que los políticos responsables de
impulsar reformas eficaces de los catastros y de la gestión tributaria
municipal se den cuenta de ello.
Es la única forma en la que se puede
generar una respuesta eficaz y sostenible a la merma de ingresos petroleros y a
una crisis inmobiliaria que, tarde o temprano, llegará.