viernes, 31 de julio de 2020

¿Qué ha cambiado en las ciencias de la tierra en los pasados 30 años, y que cambiará los próximos 30?

La revista Mapping, líder en la información técnica del sector geográfico en español, acaba de publicar su número 200 de una manera muy singular: invitando a un grupo de destacados autores a reflexionar sobre cómo ha cambiado el sector de la información geográfica en los últimos 30 años, y preguntádoles como será la evolución en los próximos 30. Como resultado, el lector tiene a su disposición un magnifico resumen con las mejores y más acreditadas opiniones, y un diagnóstico de mayor interés sobre el futuro de las ciencias de la tierra. Por tanto, es obligatoria su lectura para todos aquellos que nos interesamos por estos temas.

Puedes acceder a todo el contenido de la revista en el siguiente enlace: file:///C:/Users/Usuario/AppData/Local/Packages/Microsoft.MicrosoftEdge_8wekyb3d8bbwe/TempState/Downloads/document%20(1)%20(1).pdf


Los editores de la revista tuvieron la amabilidad de invitarme a participar, invitación a la que respondí con un breve artículo titulado “Territorios del pasado. Territorios para el futuro”, que puedes encontrar en este enlace:

http://ojs.revistamapping.com/index.php?journal=MAPPING&page=article&op=view&path%5B%5D=284&path%5B%5D=128

y del que incluyo en esta entrada un resumen.

QUE HA CAMBIADO EN LAS CIENCIAS DE LA TIERRA EN ESTOS 30 AÑOS:

Haciendo un esfuerzo de síntesis, entiendo que hay tres grandes cuestiones que han cambiado radicalmente todas las actividades relacionadas con el sector de la información geográfica:

-El cambio de concepto: Es, sin duda, el cambio más relevante. Cambia profundamente el concepto, porque cambia la visión, al resultar imprescindible contar cada día con mucha más cartografía, de más calidad, mucho más accesible, y con la garantía de encontrarse permanentemente actualizada. Cada línea y cada punto recogidos en un mapa se han convertido en un «dato», término que en nuestro mundo actual también ha evolucionado en profundidad, hasta convertirse en la piedra angular de la sociedad en la que vivimos y viviremos. Y este cambio es, sin lugar a dudas, la gran palanca que está lanzando a la Geomática hasta niveles nunca antes conocidos por la cartografía tradicional, porque, ahora más que nunca, vincular cualquier información a un punto concreto del territorio es una de los pilares que soportan los mejores sistemas de información existentes. Como repito en mis artículos e intervenciones desde hace años, todo dato que no pueda ser geolocalizado es solo «medio dato».

-El cambio en el destinatario de la información usada para representar el territorio: Hasta el desarrollo de las tecnologías de la información los mapas sólo tenían un destinatario: el ser humano.

Esto ha cambiado radicalmente, y el ser humano ya no es el único destinatario de la información que representa el territorio, y mucho menos el más frecuente. Cuando las máquinas empezaron a “hablarse” necesitaron desarrollar lenguajes que generasen representaciones del territorio que ellas pudieran entender. Es entonces, con el uso masivo de los formatos que permiten estos diálogos entre máquinas, cuando todo ha cambiado realmente.

Por tanto, y como segundo gran cambio que debemos asumir, la cartografía, - o dicho con más precisión, la información usada para representar el territorio, que ya no ha de ser estrictamente una “cartografía”, tal y como entendemos este concepto tradicionalmente-, ya es más un producto para las máquinas que para el uso directo de los humanos, que quedamos convertidos en consumidores finales de los productos y servicios desarrollados por estas máquinas.

El impacto de las técnicas de geolocalización sobre los derechos humanos: Hasta el desarrollo de la geomática, y específicamente de las herramientas que permiten la geolocalización de forma automática y masiva, la relación entre las ciencias de la tierra y los derechos humanos se limitaba exclusivamente al ámbito de los derechos asociados a la propiedad inmobiliaria.

En la actualidad la implantación de estas tecnologías de manera generalizada en todo tipo de dispositivos de uso generalizado ha traído una nueva relación mucho más amplia con otros derechos, como lo son el de la privacidad, la intimidad y la defensa de nuestros datos protegidos. Para entender bien esto no hay más que ver lo que está pasando con el desarrollo masivo de herramientas que facilitan la geolocalización de personas en relación con la COVID 19.

Pero esto ya ocurría antes de la pandemia. Los que llevamos años en esto sabemos desde hace tiempo que la mejor y más rápida manera de definir el perfil de una determinada persona es a través de la geolocalización de todos sus movimientos y actividades.

Pero además, los datos de geolocalización son parte de los elementos básicos en la construcción de los algoritmos que gobiernan los sistemas de inteligencia artificial. Y sobre ellos, máquinas y personas adoptan decisiones que afectan directamente a nuestros derechos.

QUE CAMBIARÁ EN LAS CIENCIAS DE LA TIERRA LOS PROXIMOS 30 AÑOS:

Como señalo en el artículo de la revista, hacer pronósticos sobre futuras tecnologías no es difícil. Lo realmente complicado es definir cuando estarán disponibles estas tecnologías y se percibirá su impacto sobre la vida ordinaria de las personas. Hecha esta salvedad, identifico 5 grandes cambios en las ciencias de la tierra que producirán, - en gran medida ya lo están haciendo- cambios importantes en el sector en los próximos años.

1.- Generalización de la representación del territorio en 3D: No parece discutible. Vivimos en un mundo tridimensional y, por tanto, la representación óptima del territorio se construirá sobre las tres dimensiones. La Z será la nueva reina.

2.- Mayor usabilidad de la tecnología para la representación de interiores: La “cartografía de interiores” será una demanda creciente, en la misma medida que es creciente la necesidad de geoposicionar personas y bienes dentro de los centros comerciales, hospitales, grandes infraestructuras, etc. En este escenario las metodologías BIM serán las grandes aliadas del cambio.

3.- Certificación de datos geográficos: El incremento de los efectos de carácter jurídico que se derivarán del uso de tecnologías que utilizan inteligencia artificial exigirá que se acredite, en la forma que tendrá que determinarse, la calidad y seguridad de la información utilizada en los algoritmos. De esta forma, quien cree o actualice un dato geográfico vendrá obligado no sólo a metadatarlo y a acreditar la calidad del mismo, sino a asumir responsabilidades derivadas de una información errónea. Veremos nacer y crecer empresas certificadoras de la calidad del dato geográfico.

4.- Uso generalizado de sistemas de información geográfica: Se extenderá a la práctica totalidad de los sectores el uso de GIS dentro de todo tipo de sistemas corporativos. especializados. Se expandirá la construcción de GeoHubs, donde toda la información esté geolocalizada, “pintada” sobre un mapa, y permanentemente actualizada.  Desparecerán los “medios datos”, porque toda la información se encontrará georreferenciada.

5.-La “territorialización” de la información alojada en la “nube”: Es el concepto más difícil de explicar, pero el que, probablemente, tendrá más impacto sobre nuestras vidas. Esta idea no sólo se aprecia con la actual pandemia que estamos viviendo, sino que ya surgía anteriormente como respuesta a la extensión de las criptomonedas y el desarrollo de plataformas para la venta por internet a nivel mundial. Parece claro que se está iniciando una nueva etapa, que algunos ya denominan como de “antiglobalización”, en la que se generarán muchos más sistemas de control de todo tipo de flujos, tanto de personas, como de mercancías o capitales. “La nube”, como concepto no territorial, verá la implantación de medidas de control que tendrán, entre otras funciones, asignar a cada dato una referencia temporal (“cuándo” se produce el hecho que describe), y otra territorial (“dónde” se produce). En este escenario, la tendencia será que todo dato se encuentre “terriorializado”, es decir, asociado a un territorio concreto, lo que exigirá contar con la mejores herramientas para geoposicionar estos datos. Están en juego conceptos como la soberanía tributaria o penal de los países, y con ello la supervivencia del propio modelo actual de Estado.

 

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